"La organización posee historia
inmemorial, no hay registros puntuales de fundaciones, aniversarios ni nada que
permita deducir la antigüedad de la sociedad, tampoco hay conocimiento sobre
lugares de origen ni sedes específicas por lo cual ha sido y será imposible
lograr reseñas históricas, no se ha podido conocer incluso si hay relación
alguna entre los distintos miembros repartidos alrededor de todo el planeta por
lo que todo lo referente a la POS
(Pequeña Organización de Soledades) permanecerá como un misterio....."
Este fragmento daba final
al diario de viaje de Miguel Antonio Estévez, un periodista colombiano que
murió a fines de los 70 en un trágico accidente al norte de Brasil, casi al
límite con Surinam. Estévez recorrió toda Sudamérica durante sus últimos 10 años
de vida buscando información sobre lo que él conoció en su juventud (mientras
estudiaba Literatura Inglesa en Edimburgo) bajo las siglas de SUL (Sefydliad
Unigrwydd Little).
Durante su estadía escocesa
Estévez se hizo participe sobre la leyenda de una organización desconocida que
reunía personas de todo el mundo cuyo destino irremediable se hallaba en la
soledad, se oían relatos en los pasillos de la Universidad de
Edimburgo sobre los incontables personajes históricos que supuestamente pasaron
por las filas de la SUL
y leyendas sobre estos lobos esteparios. El interés del colombiano se fue
acrecentando durante su último año en Escocia, Estévez tenía 24 años cuando
terminó sus estudios literarios y de un modo muy precario ya había iniciado una
investigación sobre la tan mencionada organización, igualmente entre estudios y
ocupaciones no pudo dedicarle el tiempo necesario a su nuevo proyecto, pero una
vez concluida la etapa académica partió sin rumbo específico en busca de
cualquier indicio que aclarara su asfixiante inquietud. Esta empresa inundó de
dudas los siguientes 47 años de su vida y concluyó trágicamente un 28 de
Octubre de 1979, cuando Estévez apareció muerto, sin causa aparente, en una
playa al norte de Macapá (Brasil).
Decir que me llamo Pedro
Ortiz Soriano no sería relevante, más que para la anecdótica coincidencia de
mis iniciales con las siglas de la organización (P.O.S.), si resultaría
interesante relatar que durante una excursión por Belém (Norte de Brasil) me
topé con una precaria feria de antigüedades, que además de proveerme de algunos
tallados en madera (no muy felices por cierto) me legó un manuscrito desgastado
por el evidente efecto de la humedad y el poco cuidado del beodo vendedor, el
intrigante título del libro era "Tratado
sobre la Soledad ",
y en letras más pequeñas continuaba "Diario de Viaje de Miguel Antonio
Estévez" (todo escrito a mano con una caligrafía por demás cuidada). La
intriga me valió un regateo y 30 reales, luego coloqué la extraña adquisición
en la mochila y fui en busca de un breve almuerzo para poder luego analizar
exhaustivamente mi reciente descubrimiento. La tarde prometía una típica
tormenta de verano, la humedad adhería cualquier tipo de tela a la sudorosa
piel, por lo cual, mi camisa de algodón era básicamente un suplicio
maquiavélico, la densidad del aire me hacía tener la sensación de respirar
aceite así que indefectiblemente retorné al hotel. El módico precio de la
habitación justificaba la ausencia de ciertas comodidades (tales como puertas y
ventanas), me recosté sobre la cama y empecé el análisis del nuevo tesoro. El
libro estaba recubierto en cuero, el cual había sufrido gran desgaste por un
incesante trajín de viajes, los hojas habían sido minuciosamente fechadas y
numeradas, rápidamente caí en la cuenta sobre la ausencia de una importante
cantidad de hojas, cosa que no me inquieto en el momento. Toda la obra estaba
escrita a puño y letra del autor, por lo que descarté al instante la
posibilidad que existiesen publicaciones, la tinta se alternaba entre azul y
negro, incluso algunas anotaciones parecían de algún lápiz muy oscuro, la
variedad me informaba un carácter evidentemente anacrónico en toda la obra.
Aquella primera impresión
se ha conservado intacta en mi memoria, los detalles sobre la obra que
transformó mi vida los desglosaré durante este descargo, los últimos 5 años
dedicados a continuar la búsqueda enigmática de Estévez concluyen
irremediablemente con este informe, lego toda esta investigación a la Biblioteca Nacional
de Buenos Aires bajo un estricto convenio en el cual se presentarán mis
escritos, junto con el diario de Estévez como una ficción poco feliz de
mediados de los 70 a
fin de evitar que cualquier otro entusiasta intente retomar esta demente
empresa.