Digamos que me despierto y
dormí lo suficiente, no digo mucho, digo lo suficiente. Y soñé algo que no recuerdo,
pero no dio miedo.
Abro un ojo y luego el otro, dejo
que lentamente y sin apuro mis pupilas enfoquen, ya los objetos no se invaden y
aparecen sus bordes y límites. El otro ojo se une. Las cosas se definen. No hay
taquicardia. No tiembla el hombro. Solo tengo un brazo dormido. Nada grave.
Me incorporo en la cama. Me
siento y observo. Respiro. Bostezo y me estiro lo más que puedo. Aún no duele.
Eso es bueno. Bostezo y mi voz emite el primer sonido del día. No estoy
afónico. Voy a poder ir a canto.
Me paro. Arrastro los pies
los primeros dos pasos, y luego camino. Este día en particular está despejado,
pero podría no estarlo, digamos que no pasa por ahí.
Camino hacia el baño. Mi miro
al espejo y me reconozco. Los ojos respetan sus colores y lo blanco es blanco. Escupo. Me inclino a
tomar agua y vuelvo a escupir. No hay rastros de tabaco. Es un día de agua
tibia, y puedo elegir cualquier temperatura para el baño.
Eso me resulta cómodo. Decido
empezar con agua caliente. Cumplo mi rutina y dejo que el agua termine de
despertarme. Termino con agua fría.
Aún es temprano. Hay tiempo
para ir a tirarme en la cama entoallado hasta que me seque. No voy a prender la
tele. Pongo una canción. No me someto a la dictadura de la radio. La elijo yo. Un
día como hoy es George Harrison, aunque podría ser otro. Tampoco pasa por ahí.
Tengo ropa limpia. Antitranspirante.
212 por aquí. 212 por allá. Una camisa. Un jean. Un sombrero. Un saco. Tengo
tiempo de un té. No voy a leer el diario. Abro las ventanas. Tomo el té mirando
un poco el árbol del patio interno, oro poco miro sin mirar.
Me acuerdo de pensar que me
gusta mi casa. Me olvido de reprocharme las mil cosas que no hice. Me acuerdo
de llevar las gafas, el iPod, los mil cables y mi cartuchera.
Bajo las escaleras. Me golpeo
atrás y encuentro la billetera, golpeo un costado y están las llaves, golpeo
otro costado y hay un atado de puchos, no necesito fumar aún, eso también es
bueno. Saludo al portero, el me hace un chiste y yo me río. Yo le hago un
chiste y el se ríe. Y salgo.
Tengo una reunión. No voy a
llegar tarde. Tengo tiempo de ir caminando y el día lo permite.
Gafas. Listo. iPod. Listo.
Busco. Busco. Busco. The
Beatles. Listo
Busco. Busco. Busco. Let it
Be. Listo.
Busco. Busco. Busco. Two of
Us. Listo
Play. Camino.
Camino. Miro un poco alrededor
y luego miro sin mirar. Semáforo. Rojo.
Siempre juego a lo mismo en
los semáforos, miro al semáforo en diagonal (que es el que quiero que cambie) y
abro y cierro la palma de mi mano cada vez que titila el hombrecito, abro, titila,
cierro; abro, titila, cierro; abro, titila, cierro, acompaño su titilar hasta
que asumo que definitivamente se quedará quieto, y dejo la palma abierta como
creyendo poder mantenerlo así. Abro. Hoy siguió titilando, es decir, perdí, se
queda quieto un par de segundos después. Verde. Cruzo la calle.
Hay gente por Santa Fe, otro juego:
debo caminar sin que nadie me roce, dependiendo la hora, esto puede ser difícil,
hoy se podría decir que es tarea simple.
iPod. Busco. Busco. Busco.
The Rolling Stones. Listo
Busco. Busco. Busco. Vodoo
Lounge. Listo.
Busco. Busco. Busco. New
Faces. Listo.
Play. Camino.
En el primer puesto de flores
casi me veo atrapado, acelero el paso de modo de no coincidir con un grupo de
ancianas en ese espacio reducido. Paso justo, no me rozan, sigo. En Bulnes una
tropa de adolescentes sale del Alto Palermo. Esquivo los dos primeros. Me corro
un poco para el tercero. Me suena el teléfono, pierdo la concentración un
segundo y no puedo torear al cuarto, me roza con la mochila, es decir., perdí. Igual,
no pasa por ahí.
Camino y camino. Llego a
Palermo. Reunión. Muy buena esta vez.
Me acuerdo de pensar que me
gusta lo que hago. Me olvido un rato de las miles de profesiones que no fui. Salgo.
Almuerzo. Algo rico. Pienso.
Algo en mí, algo en vos. Me acuerdo de recordarte y te recuerdo un rato. Te
beso, te miro, te vuelvo a besar. Miro la calle un rato y luego miro sin mirar,
se me dibuja una tímida sonrisa. Disfruto ese recuerdo y pido la cuenta.
Me permito un cigarrillo. Se
que tengo que dejar y lo asumo. Se que me hace mal y lo acepto. Me prometo
fumar menos. Hoy puede ser un día de cinco puchos. Me quedan cuatro.
Gafas. Listo.
iPod. Listo.
Busco. Busco. Busco. La Vela Puerca. Listo
Busco. Busco. Busco. De
Bichos y Flores. Listo.
Busco. Busco. Busco.
Contradecir. Listo.
Play. Me subo al auto y voy a
la oficina.
El mundo va para capital. Yo
voy para provincia, a veces eso me define, y de algún modo, me gusta, hoy igual
no estoy tan filosófico, estoy más bien pensando que a la noche veo a mis
amigos, eso es definitivamente bueno. Me acuerdo de pensar en que los quiero. Me
permito recordar alguna anécdota. Me acuerdo de saber que ellos me quieren. Me
olvido del resto y vuelvo a dibujar la misma sonrisa.
Panamericana. El remisero me
conoce y me da charla.
iPod. Stop.
Me pregunta como va todo, le
respondo que excelente, siempre digo lo mismo. Igual, hoy al decirlo, me siento
más natural. Ligeramente más auténtico. El habla de política y expone su teoría
del mundo, yo explico el infalible esquema táctico que debería aplicar River, el
me cuenta una historia anacrónica sobre mi empresa, yo le hago un chiste y el se
ríe. Me bajo y lo saludo. Sombrero a la cabeza.
Gafas. Listo.
iPod. Listo
Busco. Busco. Busco. Julieta
Venegas. Listo
Busco. Busco. Busco. MTV Unplugged.
Listo.
Busco. Busco. Busco. Ilusión
(con Marisa Monte). Listo
Play.
Llego a la puerta y un amigo
me dice de ir a fumar un cigarrillo. Lo acompaño, pero no fumo, es un día de
cinco puchos y me quedan cuatro. Hablamos, él me comenta que esta harto y que
se quiere ir, yo asiento y atajo la catarsis. Él me habla de estrategia y de
mercado, de marcas y países, yo le hago un chiste y el se ríe.
Me acuerdo de pensar que me
gusta escuchar. Me olvido de todo lo que me dijo. Le apoyo la mano en el hombro
y presiono. Le regalo una sonrisa y entramos.
Tarjeta. Pip. Molinete. Boton
Ascensor. Pip. Me indica el ascensor 3. Llega el ascensor 2 y me subo igual. Puerta.
Tarjeta. Pip. Oficina. Reunión 1.
Mi asistente. Reunión 2. Mi jefa. Reunión 3. Mi proyecto.
Trabajo. Hablo, río, hago
reír. Tomo un Té. Me siento un rato, veo mails. Me acuerdo de pensar en tus
abrazos y como te explota la risa en la cara. Me acuerdo de mirarte un rato y
luego miro sin mirar. Tomo otro Té.
Puerta. Tarjeta. Pip.
Ascensor. Ascensor. Tarjeta. Pip. Calle. Me fui a canto.
Hoy voy a cantar bien. Mi
cuerpo me lo dice. Llego puntual, me relajo, me desconecto de todo. Canto,
grito, siento mi garganta. Hago las cosas bien. Aprendo. Mi profesor me
felicita. Y eso es bueno. Me voy cantando. Me regalo un cigarrillo.
iPod. Listo
Busco. Busco. Busco. Joaquín
Sabina. Listo
Busco. Busco. Busco. Dímelo
en la Calle. Listo.
Busco. Busco. Busco. La Canción Más Hermosa
del Mundo. Listo
Play. Camino.
Cramer. Camino. Lacroze. Camino.
Cabildo. Subte. Olleros.
Subo, y hago lo que hago
siempre: Elijo una persona, cualquiera, al azar, e invento una historia. Hoy
inventé a Rosa, una estudiante de medicina de Santiago del Estero, que está
yendo a la Facultad
a ver como le fue en su último examen. No tiene certezas pero cree que le fue
mal. A veces la historia es más larga, hoy solo fue eso. En realidad sólo vi
una chica con un ambo y una cara de preocupación, no muy distinta a la cara de
todos mis compañeros subterráneos. Pienso que alguna vez podría escribir todo
esto. Me acuerdo de pensar que me gusta escribir y lo disfruto.
Agüero. Me bajo. Mi casa.
Dejo todo y agarro el iPod. Chequeo cuentas. Todo en orden.
Abro la heladera y tiro lo
que ya se pudrió. Tomo agua. Me voy al bar.
Bajo las escaleras. Me golpeo
atrás y encuentro la billetera. Golpeo un costado y están las llaves, golpeo
otro costado y hay un atado de puchos. No necesito fumar aún. Me quedan tres
puchos. Saludo al portero, el me hace un chiste y yo me río. Yo le hago un
chiste y el se ríe. Y salgo.
iPod. Listo.
Busco. Busco. Busco. Patricio
Rey y sus Redonditos de Ricota. Listo
Busco. Busco. Busco. Cordero
Atado. Listo.
Busco. Busco. Busco. Etiqueta
Negra. Listo
Play.
Bar. Amigos. Uno me cuenta y
me consulta. A otro le cuento y le pregunto. Otro me mira y se ríe. De repente,
todos nos reímos. Uno se pone serio y escuchamos. Nos pide consejo. Lo
intentamos. Luego nos reímos. Uno me ayuda sobre algo. Otro cuenta un chiste y
nos reímos. Me permito un pucho. Me quedan dos.
Comemos algo y uno me cuenta
de su hija y se babea. Yo tomo un sorbo de cerveza y les cuento de vos y no me
creen. Otro cuenta un ascenso y brindamos. Planeamos una vez más un viaje
imposible y nos emocionamos. Adiós comida. Me permito otro pucho. Me queda uno.
Me acuerdo de agradecer por
estos ratos. Me olvido de pensar mucho en mañana.
Una cerveza más de despedida.
Camino a casa. Subo. Me cambio y me descambio.
Me acuesto. Agarro un libro. Pienso
en vos un rato. Me sonrío. Me pierdo en mi libro.
Me sobró un pucho. Me duermo.
La vida gotea lentamente, sin
apuro, la vida susurra algún sonido encantador…
Un buen día. Digamos que pasa
por ahí, ¿no?