Aquí te espero.
Así confundida, así caótica, así impredecible.
Ahí esquivando el ritmo a veces estúpido del mundo,
ahí riendo sin preocuparte por el sonido tan
particular de tu carcajada,
ahí mirando con tu cejo fruncido a la noche que no
termina,
ahí reclamando tu pedazo de cielo,
ahí luchando por esperar despierta un sol abundante,
ahí durmiendo ante esa luna naranja que se empecina
en asomar,
ahí oculta detrás de ese mar tuyo, de ese mar
desconocido,
ahí abrigada en tus propios brazos,
ahí aguardando un abrazo distinto, mejor que el tuyo.
Así rebelde, así indomable, así de tierna.
Aquí te busco.
Aquí te espero.
Así inestable, así perdido, así inseguro.
Acá cubierto por este manto blanco, tiritando un
frío solidario,
acá con las manos llenas de historias,
acá con mis ojos cerrados, discutiendo a voz firme
con mis temores,
acá mirando las otras estrellas, las que no veo,
acá pensando como se aprende a esperar,
acá, con mi boca que aprieta esta madrugada,
acá inventándote una historia nuestra, que ni
conoces,
acá, entre mis manos, imagino que este abrazo nos sería
suficiente.
Así imposible, así volátil, así increíble.
Aquí te busco.
Aquí te espero.
Fascinado por tu genial modo de complicarte por todo
y olvidarte de nada, aturdido por tu sensual forma de reírte de lado e irte
antes de llegar.
Aquí te espero.
Sin tu pasado.
Sin tu historia.
Sin cuentas pendientes.
Sin verdades a medias, sin mentiras completas.
Así distinta. Así única. Así lejana.
Aquí te busco.
Aquí te espero.
Enamorado de tu idea, de tu imagen, de mi noche y de
la tuya.
Entreverado. Ansioso. Viceversa.
Sin tu nombre.
Sin dirección.
Sin tiempo.
Aquí, mi mano, aquí mi boca.
Aquí te esperan.
No hay comentarios:
Publicar un comentario